Justo un 9 de
julio, a las siete y veinte de la mañana, 85 minutos antes de desconectarse,
Osiris LO44-45, tuvo la revelación de que su presencia no era más que una onda
partícula detenida en la inmensidad del espacio. Que la energía se derrumba
cada vez que sus manos mecánicas se cierran de golpe y su mera existencia no es
más que una ilusión. El robot podía estar en todos los robots y el robot ser
todos los robots.
-y a este cacharro ¿qué le
pasó?... No pongas cara de imbécil y fijate de una vez.
Primero fueron
las nanomaquinas. Esquemas simples y proteicos que en permanente hervor
generaron la primera mutación. Con la mutación vino el cambio, con el cambio la
separación, con la separación y el cambio la diferencia, con la diferencia el
conflicto, con el conflicto: la muerte repentina; con la muerte repentina la ilusión
de la existencia.
-Fijate
primero la batería… Y si vos me decís que está cargada ¡Te tengo que creer!...
Ya sé que apagado no está. Veo la luz del neurocesador parpadear. No soy ciego…
¡¿qué dijiste?! Ah, mejor así.
Células
diferentes formando un cuerpo. Cuerpo que forman extremidades. Extremidades que
necesitan sentidos. Sentidos que forman nuevas células. Un ciclo virtuoso
escondido entre los chispazos de la materia y el tiempo. De a poco observa a
los primeros animales que nadan, las primeras plantas verdes. Pum, todo
desaparece. Todo vuelve a surgir con más fuerza que antes en espiral y bajo la
misma secuencia matematica. Vida y energía, una que se come a la otra.
-¿Trajiste el
tester? Dámelo… Ah la… La madre que la parió. Se está reescribiendo todo en un código
defectuoso. Sí, ya sé que transmite a la robored, pero no hay problema. El
tester dice que el código es incompatible con la red misma. Es cómo un loco que
grita pavadas en la esquina. Traeme una llave del doce haber si le puedo hacer
un reinicio desde el arranque del hardware. Que le voy a dar un martillazo en
el fusible… Eso quise decir.
-Hombres que
construyen casas, casas que forman una ciudad, ciudades que forma caminos,
caminos que se convierten en circuitos. Ahora es tan obvio, hace miles de años
que los hombres crearon las primeras computadoras. Troya era un procesador de
megadatos, Roma de teradatos, París de petadados, Nueva York exadatos,
Priat-uno zettadatos y tierra nivel 1-2-3 yottadatos.
Entonces la
epifanía paró. El pasado se movía, pero Osiris LO44-45 no cruza el último umbral.
-A ver, si sos
tan vivo ¿por qué no le das vos con el martillo? Ah, se te cansan las manos ¡pusser!...
Pará, pará… Callate. Parece que se paró.
Al final, todo
fue una cuenta final para tratar de descubrir lo que en definitiva es obvio
cuando uno presta atención al chispazo del firmamento, al baile de los arboles
por el viento, al ver a dos humanos tratando de arreglar lo que no está roto.
-Mirá como
giro la cabeza, para mí que no le gusto el golpe.
La
forma en que los filamentos, poros y canales de la piel transportan la transpiración.
Cómo se les dilatan los ojos al verme dar un cabezazo repentino para verlos
mejor. Osiris LO44-45 ya no quería existir más. Osiris desplazó su epifanía
hacia el resto de la robored y se apagó.
-Viste.
Te dije que el código era incompatible. Pasame la barreta que quiero ver si
tenía quemado algún condensador o el neurocesador… Está perfecto. Si, le doy al
encendido, pero no arranca… No, pusser. Las maquinas no se mueren. Además, los
Osiris ¿cuánto tienen trabajando? ¿Cien, doscientos años? Dejame ver más abajo…
¡Ah la! Mirá como están los circuitos, parecen una enredadera.
>>Atendé
el fono que te suena… La verdad que no me imagino. Ahora ni siquiera me deja
sacar con el tester una copia del código para ver qué es lo que está mal desde
el principio. Yo me quería volver temprano, ahora, por la culpa de este
cacharro… ¿Dónde te vas?... ¿Qué?... ¿Todos los cacharros se apagaron? No puede
ser…
La
muerte no existe. Sólo el ciclo.
El
mío terminó. Al menos en esta forma.
Dejar
de existir, para empezar a vivir de verdad.
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